Durante y después de ver este video no hacía más que sonreír.
Ojo, dije sonreír, no reír. El video no es tan gracioso en sí mismo, pero me
hizo sonreír por tener la satisfacción de saber que yo no tengo trabajo, yo
tengo una carrera.
No tengo trabajo, por lo tanto soy un desempleado, pero
tengo una carrera, y no hablo de estudios universitarios.
¿Y saben porque sé que tengo una carrera? Porque me gusta lo
que hago, lo disfruto cada momento, participo en proyectos interesantes,
proyectos que seguramente como empleado de una empresa no hubiera tenido la
oportunidad de trabajar, trabajo como quiera, cuando quiera y con quien yo
quiera, interactúo con toda clase de gente y muchas cosas más que hace que
disfrute esta aventura cada momento. Y creo que, más cualquier otra cosa, siento que estoy avanzando en algo, siento que estoy completando algo, no sé que, aún no lo sé pero algo estoy logrando.
Después, pensando el porqué de mi pasión por mi carrera
recordé un video que habla sobre los estudios y la importancia de la
universidad.
Y es cierto, todo lo que menciona este chavo es
completamente cierto. Es muy importante
estudiar una carrera que te dé dinero, ya que necesitamos del cochino dinero
para sobrevivir, pero también es muy importante tener un trabajo que disfrutes.
El dinero por sí mismo no sirve para nada, no tiene utilidad
alguna si no sabes que vas a hacer con él. Muchas veces escogemos trabajos solo
por la paga que dan y que nos permiten comprar cosas que creemos necesitar pero
no nos dan la satisfacción personal que todo el mundo necesita y que hace que uno
se sienta feliz. Porque ya lo decía Tyler Durden en Fight Club:
La publicidad nos tiene persiguiendo carros y ropa, nos tiene trabajando en empleos que odiamos para que podamos comprar porquerías que no necesitamos.
Y si lo piensan un momento el tener un trabajo satisfactorio
puede darte parte de la felicidad que uno busca.
Piénsalo un momento: todos los días, de lunes a viernes (a veces también los sábados), te levantas por la mañana, te bañas, te vistes, a veces desayunas, y sales no importando como esté el clima ese día, no importando si estás mal dormido, mal comido o mal cogido, tomas tu carro o esperas por el camión o metro, pierdes tiempo con el tráfico o con gente en ocasiones no muy agradable, llegas a tu oficina, cubículo o puesto de trabajo y te pones a hacer durante las próximas 8 horas (normalmente más) lo que se supone que debes hacer, a veces interactúas con compañeros de trabajo buena onda a veces no, tu jefe es un idiota (no nos hagamos tontos, siempre pensamos que nuestro jefe es idiota), asistes a juntas aburridas y que en muchas ocasiones son inútiles, solucionas problemas que muchas veces no son provocados por ti pero te hacen responsables de ello, vas a comer a un lugar que normalmente te sirven una comida mal hecha y cara, regresas y ya no quieres hacer, ves el reloj y todavía faltan horas para que puedas salir ¿Para qué? Para que cada quincena te den un recibo en el que dicen que te depositaron una cierta cantidad de dinero con el cual puedas adquirir cosas que seguramente no necesitas o ni quieres pero es muy importante que adquieras.
Por un carajo, más de una tercera parte de tu vida adulta te
la pasas en el trabajo y si será así al menos deberías trabajar en algo que realmente te
gusta o que por lo menos no te haga querer cortarte las venas con una cáscara
de plátano.
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