viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Hecho en México? No gracias.



Durante años las empresas mexicanas han luchado contra el estigma de que lo que viene de Estados Unidos o Europa es de mucha calidad; contra el malinchismo ya que en México la población tiene la idea de que lo que se hace ahí son cosas corrientes y que no sirven.

De unos años a la fecha empresas mexicanas han empezado a exportar sus productos y expandir sus oficinas a otros lugares del mundo (incluso comprar gigantes empresariales de otros países), se ha trabajado para que el logotipo “Hecho en México” sea una insignia usada y reconocida, se ha tratado de participar en foros y organizar eventos internacionales para gritar al mundo “¡Hey, aquí estamos, vengan!


El gobierno busca convencer de manera local, e internacional, que México tiene muchas cosas buenas y que no le pide nada a ningún país primermundista.

Que sean buenos o malos los intentos, que sea cierto o mentira lo que dicen, o que esos eventos solo sean para mantener distraído al “pueblo pobre y bueno” o para ilegalmente mover recursos públicos esa es otra historia que contar y no, no lo trataré aquí.

El organizar una copa del mundo (de cualquier deporte, no solo de fútbol) se hace principalmente (en teoría) para promocionar un país que el mundo lo voltee a ver. Unos juegos panamericanos o juegos olímpicos además de lo anterior se hacen para demostrar músculo tanto a nivel internacional como local.

Por eso a Estados Unidos, China, Alemania, Rusia, Inglaterra son considerados como potencias en el mundo, porque no solo lo demuestran a nivel socioeconómico, lo demuestran a nivel deportivo cada 4 años, están arriba y es un mensaje psicológico al resto del mundo para decir “somos mejor que ustedes”. No solo hay que ser bueno, hay que demostrarlo y restregarlo en la cara al resto.

Por eso China quería organizar los juegos olímpicos, por eso lo hará Inglaterra, por eso lo hizo Brasil con los panamericanos y por eso lo hizo México, para demostrar músculo al mundo (unos más flácidos que otros, he de decir).

Organizar esta clase de eventos es importante y hacerlo con calidad, buen gusto y a la perfección es imperativo, cualquier error es imperdonable porque son inmediatamente expuestos a nivel internacional. Usando una analogía: las modelos se pueden tropezar pero no cuando estás en la pasarela.

Parecerá muy superficial y sin importancia pero la chambonada que acaba de suceder con las medallas panamericanas es de pena. Y no, no es algo sin importancia, tiene su impacto, ya no digamos a nivel local, estamos hablando de nivel internacional.

Parecerá que no, pero cuando tienes eventos de esta magnitud tienes que cuidar todos los detalles, por más ínfimos que sean. Organizar esta clase de eventos no aumenta el PIB, ni mejora la calidad de vida de las personas, ni cambia la vida de nadie, pero das una imagen al mundo.

Atletas de otros países han reportado que las medallas se han despintado. No han pasado ni 15 días para dar un mensaje al mundo de decir “hacemos las cosas a la ahí se va”.

La respuesta del "Tibio" Muñoz (representante del COM) ante este hecho de decir que era un asunto sin importancia y que los deportistas solo tienen que ir a su comité para pedir el cambio, demuestra no solo la mentalidad de esta persona y de los políticos de este país, sino que exhibe la ideología del valemadrismo que la mayoría de la gente tiene inculcado en México. Solamente le faltó decir “no hay pedo, con pintura en aerosol la hacemos”.

Es molesto para mí, porque quiéranlo o no, esta clase de situaciones nos exhibe a todos. El resto del mundo no piensa “el COM (la casa de moneda) entregó medallas de mala calidad”, lo que el mundo piensa es “en México se hacen cosas de mala calidad”.

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