miércoles, 12 de enero de 2011

Mi amor por el frío


Hoy es de esos días en los que si fuera fin de semana estaría en mi cama, con tines en mis pies (soy de pies fríos), tapado con mi cobertor (recién lavadito oliendo a suavizante de telas), y mi laptop (ni modo, Internet es mi vicio). Al lado de mi cama debe de estar el celular, unos pañuelos desechables, el control remoto de la tele/estéreo/dvd player/otro electrónico, esto para evitar que me no tenga que levantar por circunstancia alguna.

Es importante no tener pendientes en todo el día, de tal forma que cuando me levante de la cama sea solo por dos cosas: porque ya no quiero estar acostado o porque tengo que ir al baño. Cualquier otro motivo iría acompañado por su correspondiente mentada de madre a la persona u objeto que provocó tal acción.

Para los que me conocen saben que soy de Veracruz, tierra de clima y gente caliente. A pesar de ser de esa región, el calor y yo no nos llevamos bien. Durante mi juventud el calor fue el peor enemigo de mi hermoso y sensual rostro (no se rían que es en serio. Ok, ya… ya… bueno ¿ya, no?) Cuenta la leyenda, que de niño mi abuela me decía que parecía perro de agua porque me metía debajo de la cama a dormir en el piso porque estaba frío.

Una de las “ventajas” del calor de Monterrey es que es seco (aire caliente rondando por todos los puntos de la ciudad, no importando la sombra en la que estés), muchos lo odian, pero odiarían más el calor de Veracruz. En Veracruz es necesario que te bañes por lo menos 2 veces al día ya que sudas COMO PUEEERCOOO (y los cerdos no sudan así que se han de imaginar que tan canijo está) Aquí también sudas, pero se evapora de tu cuerpo en poco tiempo por lo que te evitas la molestia de estar pegajoso todo el méndigo día.

Actualmente puedo soportar temperaturas de menos de 10 grados con un suetercito delgado (como ayer). Claro tengo mis límites, pero no soy de los que necesitan ponerse una camisa térmica, la camisa de vestir, un suéter, una bufanda y la chamarra; tampoco exageremos.

Así que señor, señora o “señorita” (ja!): si usted está en casa y no tiene que trabajar, aproveche estos momentos de frío en el país para tomar un pan, un vaso de café o chocolate caliente, su entretenimiento favorito (libro, laptop o el control de la tele), tomar su cobertor y taparse como si fuera tamal sureño y disfrutar este clima. Si tiene que trabajar no está solo, ya somos dos los que estamos amolados.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja conozco a alguien con la misma, exactamente la misma explicación de la "diferencia" entre el calor de Veracruz y el de Monterrey.

Saul Haro dijo...

¿Ya ven? Hay quien secunda mi opinión. Váyanse unos días de verano y verán que no les miento.